San Martín de Porres. Fr. Salvador Velasco, O.P.

Ediciones Castellanas

Sangre española llevó en las venas por su padre y por su madre, mulata, hija de español también. Su alma se formó creciendo en santidad, al calor de la Orden Dominicana, venida de Salamanca, cuyos brotes fueron a reproducirse en árboles corpulentos en aquellas Indias Occidentales, siendo uno de estos retoños del convento salamantino el del Rosario de Lima, en cuyo marco fue desenvolviéndose la vida del santo.

Y enmarcado en esta forma, en su celda, en la ciudad, en el ambiente hispano de la época, es como se ve de modo evidente lo que le hace verdadero hijo del genio español, un auténtico brote de hispanidad, como ponemos en el subtítulo, que es como una caracterización del ser de Fr. Martín, una prueba palpable, evidente, de lo que fue nuestro espíritu en Provincias de Ultramar. Y una respuesta rotunda a toda la campaña de difamación de siglos contra la acción civilizadora de España. El relato escueto de los hechos irá dando la razón a su magna empresa como portaestandarte de la Fe.

Creemos que sacará el lector al final la misma conclusión que nosotros proponemos al principio: San Martín es un brote del gran tronco hispánico, digno, por lo mismo, de ser, aunque limeño, considerado como español; y terminamos con las bellas palabras del sabio benedictino Fr. Justo Pérez de Urbel, que nos indica este origen del Beato: "Arrojada la sangre de los Conquistadores, dice, a las tierras vírgenes de América germinaba con flores de santidad". Una de éstas es la de San Martín de Porres.