Doña Mencia, la adelantada. Josefina Cruz de Caprile

 Luego de la muerte repentina del Adelantado del Rio de la Plata, Juan de Sanabria, y con todos los preparativos de su expedición en marcha, quiso la providencia que su mujer, Doña Mencía Calderón de Sanabria, quedara al mando de las naves que zarparían del puerto español. Expedición muy particular, ya que albergaba a un grupo de nobles mujeres extremeñas con una misión en concreto: estabilizar la vida familiar española.

"Sin el concurso de la mujer una civilización se hace imposible. De hecho, cuando las mujeres españolas se hicieron presentes en cualquiera de las latitudes de la conquista, rápidamente, la sociedad se conformaba con los cánones de la Cristiandad. " "Creo que esta obra no versa sobre las vicisitudes de una mujer y sus compañeras de viaje. Más bien yo diría que es un capítulo del drama de la Fundación de la civilización cristiana en estas tierras y que, por ello, nos hace deudores del reconocimiento y honra a los protagonistas del mismo." Juan Héctorez

Grandes figuras de nuestra historia americana proceden del noble linaje de Doña Mencía Calderón de Sanabria. Sus dos hijas, María y Mencía, dieron a esta ilustre dama numerosos nietos. Entre ellos, se destaca la figura de Hernando de Trejo y Sanabria, quien llegará a ser obispo de Tucumán y fundador de la primera Universidad argentina, nuestra Universidad de Córdoba. Otro nieto preclaro fue Hernandarias, el centauro de la pampa, el brazo secular de la justicia, el fundador de las misiones que evangelizaron al indio y, como bien dijera D. Raúl Molina, el "último y tal vez más grande conquistador del Río de la Plata"